Conociendo Trebic y su imponente barrio judío

A mitad de camino entre Praga y Brno, las dos principales ciudades de la República Checa, nos encontramos con este pequeño pueblo que esconde un par de joyas escondidas. Se trata de su maravilloso y muy bien conservado barrio judío y de la imponente Basílica de San Procopio, símbolos de la convivencia pacífica durante siglos de diferentes culturas en la ciudad y lugares de un gran valor artístico e histórico, por lo que en su conjunto fueron protegidos por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en 2003. De hecho, como curiosidad, el barrio judío de Trebic fue el primer sitio judío declarado Patrimonio de la Humanidad fuera de las fronteras de Israel.

Datos prácticos:

El pueblo está dividido en dos por el río Jihlava. De un lado se encuentra lo más interesante, el barrio judío y la Basílica de San Procopio, mientras que del otro está la parte más céntrica y comercial alrededor de la Plaza Karlovo. Esta última es más caótica y concurrida mientras que la primera es bastante más tranquila. Nosotros recomendamos aparcar en el parking que se encuentra justo debajo de la Basílica, en la calle Pod Zamkem. Se paga por horas y es bastante barato.

Dónde comer:

Recomendamos mucho la cervecería Centrum Lihovar, donde sirven unas cuantas cervezas de barril de elaboración propia riquísimas así como platos típicos checos a muy buen precio. Adecuado tanto para comer como para tomar algo. Además, se encuentra muy cerca de la Basílica de San Procopio.

Qué ver:

Comenzamos nuestra visita por la Basílica de San Procopio. Esta basílica data del siglo XIII y fue construida sobre un monasterio benedictino del siglo XII. Aunque el edificio ha sufrido varias reconstrucciones por los desperfectos sufridos en diferentes guerras, se ha mantenido su espectacular aspecto original, casi de fortaleza y con una bonita mezcla de elementos románicos y góticos. De hecho es considerada uno de los edificios más importantes de Europa en su estilo y uno de los templos más bonitos de la República Checa.

Solo se puede ver de forma guiada y la visita es prácticamente imposible de planificar, ya que los horarios son muy cambiantes. Normalmente abren aproximadamente de 9:00 a 16:00 en invierno y hasta las 17:00 en verano. Os dejamos la web oficialhttp://www.zamek-trebic.cz/?lng=ang

Como curiosidad, nosotros éramos los únicos visitantes a la hora que fuimos y la guía solo hablaba checo, con lo que nos dio una guía en papel traducida al inglés y nos acompañó por la ruta en absoluto silencio.

Aparte de esto, el interior de la Basílica es impresionante, con unas dimensiones enormes y una iluminación tenue que forma un ambiente muy especial. Destacan las bóvedas, las vidrieras, las pinturas y la cripta.

Caminamos ahora hacia el Barrio judío, el lugar donde la comunidad judía de Trebic vivió aislada durante siglos sin poder salir de sus “fronteras”. El trazado del barrio se mantiene original, con laberínticas y estrechas callejuelas empedradas y antiguas casitas y edificios, lo que le dota de un gran valor histórico. De hecho se considera uno de los barrios judíos mejor conservados y de mayor valor del mundo. Para disfrutarlo hay que perderse un buen rato, explorarlo con calma en busca de los bonitos rincones que tiene por ofrecer.

Nosotros comenzamos subiendo a la parte más alta hasta el espeluznante cementerio judío, el cual alberga más de 4000 tumbas de hasta 400 años de antigüedad. No exagero si digo que poco tiene que envidiar al de Praga. Es de visita obligada.

Desde esta zona del pueblo se tienen además buenas vistas del barrio judío desde arriba, de la Basílica y del otro lado del pueblo.

Vamos bajando poco a poco y nos adentramos ahora sí en el barrio para recorrer sus calles. Hoy en día aún se conservan dos sinagogas de los siglos XVI y XVII aunque son en realidad pasan completamente desapercibidas.

Tras patear un rato cruzamos el puente y nos dirigimos al otro lado del pueblo, hacia la Plaza Karlovo. Se trata de una enorme plaza alargada que no es tan pintoresca como otras plazas checas, pero aún así tiene un buen puñado de edificios muy bonitos además de muchos restaurantes y comercios. Además tenemos que decir que toda la plaza y alrededores estaban completamente levantados por obras, con lo que la visita quedó bastante deslucida.

El edificio más bonito es el que se conoce popularmente como Casa Pintada, un edificio renacentista con la fachada esgrafiada con bonitos dibujos en blanco y negro similar a otros como el que podemos ver en la Plaza de Mikulov.

También cabe reseñar la estatua de San Cirilo que preside la plaza.

Tras la plaza asoma la Torre de la ciudad, una torre del reloj del siglo XIV que es uno de los símbolos de la ciudad y se puede ver prácticamente desde cualquier punto. Se puede subir a lo alto para obtener una fantástica vista desde sus 75 metros de altura. Actualmente se encuentra anexa a la Iglesia de San Martín, pero no era así en su origen.

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