El Valle del Wachau es un valle por donde discurre el río Danubio muy cerquita de Viena hacia el oeste, entre las históricas ciudades de Melk y Krems. La ruta es muy bonita y pintoresca, recorriendo preciosos pueblecitos situados al borde del río y rodeados de viñedos, que en su conjunto forman uno de los paisajes fluviales mas bonitos de Europa, y que además ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La ruta son poco más de 30 kilómetros, pero se puede perfectamente llevar el día entero por la cantidad de sitios que hay que ver. Nosotros tuvimos mala suerte y el tiempo no nos acompañó nada, así que tuvimos que acortarla un poco sobre lo que teníamos previsto.
Nosotros comenzamos por el punto del valle más alejado de Viena, la ciudad de Melk, para conocer su famosa abadía. La Abadía de Melk es un monasterio barroco del siglo XI considerado uno de los más importantes y grandes de Europa en su tipo, realmente es enorme. Se ubica sobre una roca junto al Danubio, y forma parte junto con el resto del valle del Wachau del Patrimonio de la Humanidad.
Es famosa por haber inspirado la obra “El nombre de la rosa“, e incluso uno de sus personajes se llama Melk por la abadía.
Por fuera es preciosa y llama la atención su característico color amarillo. Su interior también merece mucho la pena, y lo más interesante es la escalera imperial, el pasillo imperial, el museo del monasterio, la sala del mármol (preciosa), la terraza (desde la que se tienen unas estupendas vistas de todo el entorno), la biblioteca y la iglesia. Está prohibido hacer fotos en el interior de las salas, y esta vez no pudimos hacer ninguna ni siquiera sin querer porque está bastante vigilado.
Ya fuera del edificio principal se puede subir a la terraza panorámica del bastión norte, desde donde se puede echar un vistazo a los jardines, y si el tiempo acompaña dar una vuelta, pero no fue nuestro caso.
El horario es de 9:00 a 17:30 y el precio es de 11€ incluyendo una audioguía. Hay aparcamiento gratuito junto a la Abadía. Esta es la web oficial para consultar toda la información actualizada: https://www.stiftmelk.at/en/stift-melk-stift-melk.html
Tras comer en el restaurante que hay en la entrada, y que está bastante bien tanto de calidad como de precio para estar en el sitio que es, continuamos o más bien comenzamos nuestra ruta por al valle.
Continuamos hacia el pueblo de Weisenkirchen, un bonito y pequeño pueblo famoso por sus viñedos y bodegas y que suele aparecer en las listas de los más bonitos de Austria. El pueblo se ve en media hora, y la zona más bonita es Markplatz y los alrededores de la iglesia Mariae Himmelfahrt. Es precioso y sin duda merece la pena una parada.
Continuamos la ruta por la carretera siempre bordeando el Danubio. El día era muy gris, chispeando casi todo el rato y a ratos lloviendo fuerte, pero a pesar de todo el paisaje es muy chulo.
Nuestro siguiente punto en la ruta es uno de los pueblos más conocidos, se trata de Durnstein. Pero poco antes nos encontramos con un mirador desde el que se tienen buenas vistas del río con el pueblo al fondo, una de las fotos más características de la ruta. Además, hay una curiosa escultura dedicada a Ricardo Corazón de León, quien se dice estuvo preso en el castillo de Kuenringherburg, que se ubica actualmente en ruinas en una colina sobre el pueblo.
Al llegar a Durnstein hay que aparcar en uno de los parkings de pago que se encuentran al principio y al final del pueblo. Durnstein es un bonito pueblo medieval donde dimos un paseo por el centro junto al famoso monasterio con su característica fachada azul justo pegado al Danubio y la calle principal que va hasta la Kunigundenkirche, una iglesia con un bonito y típico cementerio. También se puede subir andando al castillo, pero aquí sí que nos cayó agua con fuerza así que ni siquiera nos lo planteamos. Nos dio bastante pena que estuviera el día así porque realmente el pueblo era precioso y no lo pudimos disfrutar como merecía.
Nuestra intención era terminar nuestra visita en el pueblo de Krems, pero el día cada vez estaba peor y decidimos abortar misión y dejarlo para otra ocasión, ya tenemos excusa para volver. A pesar de que el tiempo no ha acompañado nos ha parecido un lugar precioso y que merece mucho la pena en una visita a Austria.
