Ámsterdam día 0: El Barrio Rojo

Aunque llegamos un poco tarde a Ámsterdam, sobre las 18:30 de la tarde, esto no va iba impedir que aprovecháramos al máximo nuestras primeras horas. Tras recoger las I Ámsterdam Card que llevábamos reservadas desde España en la terminal 2 de llegadas, cogemos el tren hacia la Estación Central en la misma terminal (5,2€ por persona), y en quince minutitos estamos en el centro. Nuestra idea es ir al hotel para hacer el check in y dejar las maletas y rápidamente ir a conocer el Barrio Rojo.

Sin lugar a dudas el barrio rojo, cuya zona principal es la situada entre las calles Oudezijds Voorburgwal y Oudezijds Achterburgwal, es uno de los lugares más conocidos y visitados de Amsterdam. Sus calles están repletas de sex-shops, coffeshops, y sobre todo de los famosísimos escaparates donde las prostitutas se exhiben y ofrecen sus servicios.

Como todo el mundo sabe los coffeshops son los locales tan característicos de Holanda donde se vende y se puede consumir cannabis de forma totalmente legal. Son un reclamo turístico más de la ciudad y nos hubiera gustado entrar aunque sea por curiosidad a echar un vistazo, pero al ir con Dani evidentemente no pudo ser. El más conocido es el Bulldog, que es considerado el primero de Amsterdam (1975) y actualmente tiene varios locales repartidos por toda la ciudad, pero el original es el que se encuentra en la calle Oudezijds Voorburgwal, en pleno Barrio Rojo.

Por supuesto el mejor momento para visitar el barrio es por la noche, cuando se encienden los cientos de neones rojos que le dan su nombre y forman la típica fotografía del barrio tan bonita y curiosa.

Lo que realmente sorprende y hace de este barrio un lugar único es el hecho de que la prostitución y las drogas blandas, prohibidos o relegados a barrios marginales en otras ciudades, se pueden consumir de forma tan natural en el mismísimo centro histórico de una gran ciudad europea. Una de las imágenes más llamativas es ver la iglesia más antigua de la ciudad, la Oude Kerk, rodeada de escaparates y coffee-shops.

Hay un gran ambiente, bastante fiesta y muchísimo turismo, con lo que la sensación de seguridad es grande a cualquier hora. Eso sí, evita fotografiar directamente a las chicas si no te quieres ver en un problema.

Sin duda es un lugar único que es imprescindible conocer si estás en Ámsterdam y un lugar increíble para nuestra primera toma de contacto con la ciudad.

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